jueves, 15 de noviembre de 2012

DESDE "NUEVO BASKET"

La fuerza del deseo

Por Mario Fernández

 
Nos encontramos en un momento de la temporada en el que los inicios relativos dejan paso a una firme, y a veces cruel, realidad. Soy el primero en decir que a principio de curso todo debe verse desde una perspectiva mucho más amplia que de costumbre porque precisamente es en esta primera fase donde confluyen aspectos que solo se pulen con el paso de las semanas. Engranar los sistemas de juego, conseguir una buena dinámica de entrenamientos, que los nuevos se adapten al equipo y a la ciudad, que la gente entienda la jerarquía de club, etc… cosas que necesitan tiempo.

Para bien o mal, lo peor que puede pasarle a un equipo es creerse en exceso lo que le sucede durante los primeros partidos de la competición oficial. En un comienzo de temporada lleno de imprevistos donde todo puede pasar, el comportamiento en las victorias debe ser humilde y valiente en las derrotas para levantarse. Repito, no se puede caer en el error de vivir la victoria desde una humildad vanidosa porque será el principio del fin para el buen hacer colectivo. Pero si me permitís me centraré en la parte de abajo.

Miro la clasificación ACB y veo equipos (caso de Canarias, Fuenlabrada, Lagun Aro, Cajasol y Manresa) a los que por una razón u otra les cuesta sumar victorias. Evidentemente, que nadie dude que quien más ganas tiene de sacar esa situación adelante es el equipo. La exigencia es máxima pero no debiera vivirse como una obligación sino como un deseo. Se quiere ganar, y se luchará hasta el final por hacerlo. Instalándonos en el deseo querremos hacer las cosas lo mejor posible, y persistiendo hasta el final entenderemos y aceptaremos que las complicaciones que surjan en los partidos son posibles y esperables.
 
Las derrotas deben vivirse de una forma operativa, aprovechable. Si te obligas a ganar, la derrota es un desastre. La propia frustración de sentirte derrotado no permite levantar cabeza, además de no dejarte aprender de cómo/porqué se ha producido. Sin embargo, si lo vives desde el deseo, perder es una opción no deseada pero sí contemplada. Dicen que Edison logró inventar la bombilla después de 9.999 intentos. Al preguntarle cómo se había repuesto a tan repetido y continuo fracaso, él decía que lo único que había hecho era aprender 9.999 veces de cómo no funcionaba una bombilla.

Yo, como base que siempre me sentiré, quiero esta mentalidad para mi equipo. Solo lograremos estar orgullosos de nosotros mismos si mantenemos el compromiso de conseguirlo aún y sabiendo que en el camino se gastará más de una derrota. Hay dos opciones, irte a casa contento por la victoria o triste por haber perdido, pero lo que jamás se debería olvidar es que solo teniendo una actitud basada en el deseo se conseguirán los propios objetivos convirtiendo los obstáculos en retos.

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