Oda al baloncesto
               
No, no es que yo vaya a escribir una oda 
al baloncesto, no soy tan malo y no se me ocurriría torturaros de manera
 tan cruel. Es una oda en forma de “performance” de la mano del 
prestigioso grupo San Antonio Spurs con direccion y adaptacion por Gregg
 Popovich (no confundir con Gregory Popovich). Aclarar que pese a la calidad 
que despliegan en la gran mayoría de sus actuaciones en este caso me 
refiero a un partido en concreto, si me apuráis a un cuarto concreto.
Y me refiero, como no, al segundo partido en la serie entre los Spurs
 y los Thunder  en estas WCF. He visto a equipos jugar muy muy bien, 
jugar con mucha pasión, dominando, jugando de cara a la galería…. pero 
hacia muchísimo tiempo que no veía ver la perfección que alcanzaron 
estos Spurs sobretodo en el 3er cuarto de ese partido. Si me preguntáis 
que en concreto es lo que hacían bien no sabría responderos, bueno, sí, 
TODO… desde el movimiento de balón hasta el movimiento de jugadores sin 
él, la ejecución de las jugadas, la improvisación cuando la jugada se 
abortaba la química entre los jugadores en el campo, la ejecución 
individual, Tony Parker flotando por el campo… durante bastantes minutos
 fue como estar en una especie de trance que ni los tiempos muertos 
rompían, una abstracción del tiempo que solo se vio rota por el 
Splat-a-Splitter. Y no es que los Thunders estuvieran jugando 
especialmente mal, pero, DIOS MIO, es que San Antonio estaba rozando la 
perfección.
Y esto viene dado, en mi opinión, primero y principalmente por él la 
conjunción de calidades complementarias y sabiamente mezcladas, pero 
influye también que llevan siendo el mismo núcleo desde hace 10 años, 
que han disfrutado de una estabilidad digna de los Jazz de los 90. Esto 
hace que en general sean un equipo temible, pero que, además, en 
momentos puntuales, entren en trance y vean el baloncesto de una manera 
mágica. Manu, Tony y Timmy han pasado más tiempo juntos que muchos 
matrimonios, en una especie de armonía Zen y eso se nota, aun sin Gregg 
en el banquillo podrían funcionar en modo “Piloto Automático”.
Hay que hacer una mención especial a una de las causas de este trance
 baloncestístico, el excelente dominio del “extra pass” que habla igual 
de bien de la confianza que se tienen entre los compañeros como el 
movimiento sin balón del equipo. Y es que, si algo se desprende de todo 
esto, es el increíble trabajo que hay detrás de “scouting“, de 
reconocimiento de las defensas… Obviamente no quiere decir que sean 
perfectos (como ya se demostró en el Game 3) pero como ya he dicho son 
más propensos a encontrar el “momentum“. Por supuesto es igual 
de impresionante que se pueda mantener el nivel tanto con los titulares 
como con los suplentes, lo que nos da la dimensión total del EQUIPO.

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Claudio Rueda en Twitter: @claunchin


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