El drama de las Licencias A
Por Joan Cerdà
    Debido a motivos 
personales no siempre me es posible acudir cada mañana a la cita que 
propone Revista de Prensa. También me
    gustaría abrir su contenido a otros temas que los destacados cada 
jornada en los medios de comunicación. Es por ello que a partir de ahora
 la Revista de Prensa dejará, en su
    portada, de señalar una fecha de actualización pero sí aparecerá el 
titular del tema tratado.
    Entrando en 
materia, quisiera explicar algo acerca del ruido mediático que rodea al Playoff.
 Al Baloncesto ACB
    le salen multitud de salvadores que en su vida deben haber visto un 
partido entero en directo. Podríamos detallar aquí las características 
de estos opinadores  que por ignorancia, en el
    mejor de los casos, o por interés personal quieren cargarse esta 
fase.
    Para ellos lo que 
hace falta es variar la competición. Cegados por el enorme auge de los 
deportes individuales, buscan en la modificación del
    sistema de competición el modo de ganar audiencia. Ignoran que lo 
importante es el juego y la promoción que se haga del espectáculo. En 
este sentido la ACB ha perdido un tiempo
    precioso en los últimos años pero siempre se está a tiempo de 
rectificar. El buen paño no se vende en el arca. El Baloncesto 
ACB no puede permitirse este pecado de orgullo e
    ignorancia de los tiempos que corren. Hay que bajar a la arena y 
pelear, algo que siempre es incómodo, y vender las excelencias de tu 
producto. Y esto es algo que falla de entrada, incluso en
    muchos clubes. Mientras la política de comunicación la marquen los 
entrenadores, mal vamos.
    Por lo que hace 
referencia a la calidad del espectáculo, parece que por fin algo se está
 moviendo. Basta ya de dejar en manos de árbitros
    retirados apoltronados en la FIBA los cambios de 
reglas que cuatrienalmente buscan dinamizar nuestro deporte.
    Pero a nivel ACB
 queda un tema muy grave, tabú, que en su momento constó una revolución.
 Se debate la necesidad o no del
    Playoff. Hasta algunos de sus defensores acaban 
admitiendo por culpa de la presión de los ignorantes, superiores en 
número y medios, la necesidad de “hacer algo” para dotar de
    interés a la segunda vuelta. El de la primera está más que salvado 
con la adjudicación de las ocho plazas que dan derecho a disputar la Copa
 del Rey.
    ¿Qué hacer en la 
segunda vuelta? Amigos, es muy fácil. Hay que acabar con las 4 
Licencias A, un cáncer para el interés de la
    competición.
    Sí, ya sé que 
mandan los imperativos económicos, a la Euroliga se la 
trae al pairo lo que pueda suceder en la ACB
    y que  tiene un fundado interés en buscar participantes con
 una sólida base económica. Pero el precio que se paga por ello, ¿vale 
la pena?
    Con el “statu quo” 
anterior, 2 plazas que se obtenían por trienio y dos por clasificación 
deportiva de la temporada en curso, también se
    salvaguardaban los intereses económicos de la Euroliga y se 
potenciaba el interés de la competición ACB y la justicia deportiva. ¿Se
 imaginan en el fútbol una situación con 3 o 4 equipos
    españoles jugando la Champions con Licencia A?
    En el fondo, la 
culpa la tienen los propios clubes de la ACB por 
permitirlo en su momento. Clubes como Valencia
    o Bilbao se sumaron alegremente a la Revolución
 del general Querejeta y ahora es más fácil que las 
ranas críen pelo que ellos puedan optar a
    jugar la Euroliga por un camino racionalmente 
deportivo. Les está bien empleado. No olviden que el principal motivo 
por el cual Querejeta forzó la salida de la
    ACB de Josep Senespleda es que éste tuvo la 
“osadía” de tocar/cuestionar las Licencias A. Los demás clubes, 
deslumbrados por promesas de botín económico, entraron al engaño. Fue
    como poner al lobo a guardar las ovejas. Y ya veremos qué deparará 
el futuro.
    Supongo que 
acabar/renunciar a las Licencias A es utópico pero no 
duden que una ACB sin Licencias
    A recuperaría el vigor deportivo, ganaría interés mediático
 y acabaría, de paso, con esta estupidez de eliminar el Playoff.
 Los clubes tienen la palabra.
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