SURRALLÉS, EL BASKET RETRATADO
Vivir en la frontera
Mar Meneses y Pere Ferreres
        
    PERE FERRERES
    “Unas fotos icónicas”
    Vive en la frontera entre el
 arte y el periodismo. José Luis García Surrallés es fotógrafo, juega a 
ping-pong, toca la guitarra clásica y es
    pesebrista, en el sentido literal de la palabra (preside 
l’Associació d’Amics del Pessebre de Badalona, ciudad donde nació en 
1946, y cuando llega Navidad construye una exposición única
    de dioramas).
    Su primera foto de basket es de un Sant Josep – Askatuak, con Essie Hollis en la pista.
 Al acabar el partido, “El
    Helicóptero” se dejó retratar con las dos hijas de Surrallés, Eva y 
Roser, que eran unas crías. Ya no paró. Publicó en El Correo Catalán, 
del que guarda un grato recuerdo, especialmente de Albert
    del Diestro. Hacía las fotos oficiales del Joventut. Y al nacer 
Gigantes, se incorporó al proyecto y suya fue la primera portada: Greg Wiltjer (Barça) y Fernando Martín (Real
    Madrid).
    Surrallés es un hombre muy 
querido por todos. Un día, en un Catalunya – Croacia, cuando sonaban los
 himnos, Drazen Petrovic salió de la formación y se
    fundió en un abrazo con él, que le había hecho su primera foto como 
madridista tiempo atrás. De los jugadores actuales siente debilidad por 
Ricky Rubio. La página web del base está llena de fotos
    suyas. “Ricky es como un nieto”, me dice mientras apuramos el café.
    Dice que se ha jubilado pero que hace de becario en la Penya. “He
 hecho al revés que todos.
    La gente empieza de becario y yo he terminado de becario”. Siempre 
amó la tranquilidad, incluso cuando se tenía que ganar la posición en la
 pista. “Como soy pequeñito y no podía utilizar el
    cuerpo, siempre iba por debajo”.
    Pequeñito, pequeñito, no sé qué decirte. Surrallés es muy grande, Mar.
        
MAR MENESES
    "Poesía disparada con una cámara"
    Son imágenes que captan la 
pasión del basket, que detienen el tiempo, Pere. Las fotos de José Luis 
García Surrallés aportan una nueva mirada más allá de lo
    inmediato. Hace las fotos porque las siente. La cámara se le dispara sola.
    Ha vivido sin perder nunca 
de vista hasta dónde podía llegar. Y en su oficio, tiene un gran 
prestigio, que se ha ganado con su honestidad, al no haber dado
    nunca gato por liebre. Suele decir que las fotos malas las tiraba al
 mar, que tenían el entierro pagado.
    Ha retratado toda la trayectoria de Ricky Rubio hasta llegar a la NBA, quizás las imágenes más dulces de todas.
 Convirtió fotos suyas en
    iconos memorables. Conseguir una imagen emocionante permite 
trascender épocas y fronteras. Cristina Spengler, fotógrafa de guerra, 
dijo que la fotografía está en el corazón, en la imaginación y
    en la inteligencia. La guerra de Surrallés es el basket, pero con la
 misma paciencia y ojo clínico.
    Pasará el tiempo, y entenderemos que sus imágenes son como una invención. Su obra es un alegato al buen gusto. Trabaja por la memoria
    visual del basket.
    Tener retratos de Surrallés 
es tener una poesía disparada con una cámara de fotos. Yo tengo la 
suerte de tener fotos suyas. Gracias, José Luis.
( *Esta revista Gigantes, la tenemos en nuestra colección, Paco Cañero.)
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