Buenos
tiempos, buenos ratos...., hechamos en la Pista del Polideportivo
Municipal de Fernán Núñez, jugando, “pachangueando” a
BALONCESTO.
Para
nosotros, fue todo un acontecimiento en materia de instalación
deportiva, que hicieran esta pista de uso múltiple. Veníamos de jugar algo en la
pista del Instituto, de “jugar” en la canasta que Justo tenía
puesta en la fachada de su casa y en mi caso, de jugar a baloncesto
en la Plaza del Palacio, cuyas ventanas con sus poyetes, hacían de
“canastas”.
Era
cosa de hecharle imaginación al asunto. En esta foto antigua de como
estaba antes la plaza, se puede ver donde jugábamos a baloncesto, a
ambos lados de la puerta de entrada del Palacio.
De
aquí, pasamos a la citada “Canasta de Justo”. Donde se
jugó mucho y donde también se fastidiaron muchos tobillos y piernas. Pues
había que jugar en la calle con su correspondiente acerado y sus
bordillos, con el peligro que esto conlleva de doblarte el tobillo. Y
es que nuevamente recordar que, el aro estaba puesto en la pared de
esta calle!!!!.
Después,
pudimos jugar algo en la pista del Instituto de Bachillerato. Cuando podía ser y había suerte, podíamos entrar por alguna puerta
y no había que saltarse la valla del recinto. Aquí fue la
primera vez que descubrimos lo que era una canasta en condiciones,
con su tablero, su aro...., y la pista con sus lineas pintadas.
A
todo esto, tendríamos como 14 o 15 años.
Y....,
hicieron el Polideportivo Municipal de Fernán Núñez. Que
incluía una pista polivalente, donde se jugaba sobre todo a Fútbol
Sala, Tenis y nosotros que eramos digamos los “últimos”,
a Baloncesto.
Las
canastas eran con tableros ¡trasparentes!, casi ná.
Aquí
fue ya donde fuimos jugando regularmente, prácticamente todos los
días, casi todas las mañanas nos juntábamos allí. El problema fue
que teníamos unas “guerras” tremendas entre toda la gente que
quería practicar su deporte en esta única pista. No había un
horario definido de deportes. Pero bueno, así nos fuimos apañando.
Una
pista donde en pleno invierno, era habitual jugar un partido de
baloncesto y no ver de una canasta a la otra, por la niebla...., y no
exagero. O que se nos quedaran heladas las manos y no poder ni
abrocharte el chandal. El poli está en la parte alta del pueblo y
allí pega el aire y el frío de aquella manera!!!.
Otro
de los problemas que teníamos en aquellos años, era que no es como
ahora, que cualquier niñ@ o chav@l,
tiene un balón de baloncesto, antes no. En el poli había un clásico
Mikasa, que el encargado del recinto tenía que dejarnos para
poder jugar. Algo que también se traía sus cosillas....
Había
veces, que estábamos deseando que llegara Juan Luis Hispan con su
moto, porque se traía un Adidas que tenía muy bueno.
A
todo esto, las “guerras” con los del futbito seguían. Yo
tengo un “recuerdo” de aquello que me dejó marcado en mi cuerpo
para toda la vida.
Los
del baloncesto casi siempre eramos menos y cuando los otros llegaban
que eran más numerosos, pues...., ¡no teníamos que quitar de en
medio!. Y allá que teníamos
que de nuevo trincar las canastas, con lo que pesaban con aquellas
pesas de cemento y llevarlas de nuevo a las esquinas de la pista,
para que no molestaran a los del futbito.
Una
de aquellas veces, que quitamos las canastas de la pista y las
pusimos en la equina de la misma, (donde seguimos jugando como podíamos, pues cuando llegaba cerca una jugada de los del futbito,
nos teníamos que quitar), pues resulta que con el rabillo del ojo, vi
llegar un balón de los del futbito a toda velocidad en busca mia y
yo puse la mano para defenderme de el, con la mala suerte que me
golpeo con una fuera tremenda en uno de los dedos de mi mano
izquierda.
Eso
me pasó un fin de semana y justo el lunes empezaba a trabajar en los
albañiles y además derribando una casa. Imaginaros mi dedo como
estaba y yo con un pico quitando un muro de los antiguos. Cada vez
que golpeaba el muro, el dedo me pegaba un calanbrazo tremendo. Y
seguí y seguí trabajando, el dedo hinchado y morado. Al cabo de un
tiempo ya fui a Córdoba, al ambulatorio que hay en la entrada. Allí me lo estuvieron mirando y con el paso de los días, el dedo se me
había ladeado. Trataron de corregirlo con una especie de canuto,
pero nada. Cuando fui de nuevo, ya el médico me dijo que volviera
con mi padre, pues la única solución era de operación.
Todo
ese tiempo que estuve después del balonazo, había estado trabajando
y haciendo mi vida “normal” con el dedo TOTALMENTE
PARTIDO. Y...., se me quedó ya
para siempre ladeado.
Pero
vamos, en cuanto puede, volví a jugar a baloncesto en la pista del
poli.
Esta
foto está hecha allí en la pista del poli, donde está entre otros
Antonio Cardador, uno
de los mejores jugadores de baloncesto que ha dado Córdoba y
provincia, también está Jose Maria Alcantara,
de los mejores entrenadores, Rafa Ochoa,
un habitual de las kedadas Basket Fernán Nuñez,
que ahora por motivos de trabajo no puede ir.
Con
el paso del tiempo y de los años, dejé de ir a jugar a baloncesto a
la pista del poli, dejé el basket. Pero volví con 29
años, un Sábado 28 de Agosto de 1998, por la mañana, volví a
jugar allí a BALONCESTO y por la tarde...., ¡ME CASE!.
Salud
y Gracias
Paco
Cañero
Fotos:
Archivo
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