Columna por Paco Torres
El baloncesto está de suerte
Por Paco Torres
Por el puesto que ocupo ya me cuido de no mostrar
preferencia alguna por ningún equipo. En vano, porque sucesiva y
periódicamente se me ‘acusa’ de ser partidario de tal o cual equipos...
hasta quizá media docena a lo largo de mi vida periodística en Gigantes.
Tampoco son tantos después de 27 años. Y lo pongo entre comillas porque
en absoluto me hubiera importado ser de éste o aquel equipo, porque
todos ellos son admirables. Y de veinte más que me hubieran adjudicado.
Quizá seguimos por el buen camino cuando hay tanta variedad de
equipos... ‘favoritos’. Nunca me han gustado esos teatrillos en los que
los profesionales se adjudican ser fans (viene de fanatismo) de tal o
cual equipo, la mayoría de las veces de manera oportunista porque casi
siempre hay uno de cada equipo más o menos importante. Hablo de fútbol,
por supuesto. Al baloncesto todavía no nos ha llegado esa molesta
fiebre, y es de desear que no lo haga nunca. Quizá nos fuera mejor,
comercialmente hablando, pero vamos a ver si somos capaces, con la ayuda
de un medio como La 1, de que el baloncesto se desarrolle por lo que
es, porque tampoco en este deporte tenemos cortes de pelo para llenar
portadas. La raya de Felipe Reyes no puede ser tenida como un elemento
que distorsione la realidad de nuestro basket...
Decía que en el baloncesto español –en general– estamos de suerte, porque con toda mi admiración hacia otros equipos, el Barcelona y el Real Madrid –además de ser los más laureados y ya sólo por ese dato no es mala noticia que vuelvan a enfrentarse– son los que más ‘venden’. Y vuelven a aparecer las comillas. No es malo vender, no. Es necesario para todos los medios de comunicación hacerlo. Y al Barça y al Madrid de baloncesto, por mor del fútbol –sí, otra vez el fútbol, pero es lo que hay– les sigue mucha más gente y que quizá vean sus enfrentamientos aficionados al ‘otro’ deporte que quieren extender al parquet su rivalidad en el césped. Pues también vale. Ya lo creo que vale para que los señores de Endesa, de Pascual, de Orange y de Kia, estén mucho más contentos de su apuesta por el baloncesto ACB. Y ojalá que ese escaparate sirva para que otros más quieran entrar. Y eso, en estos tiempos tan duros, sería extraordinario. De verdad.
No sé si lo que está haciendo TVE es un ensayo general para que el la próxima temporada el baloncesto de la Liga Endesa pase a emitirse en La 1 –¿tal vez la mañana de los domingos?–, pero creo que los rectores de la cadena pública pueden estar contentos con el índice de audiencia en un horario tan extraño para nuestro deporte y en ‘disputa’ con algún que otro reality show.
No me gustaría que esto se interpretara como un canto al mercantilismo. No lo es. Y creo que en Gigantes no somos precisamente sospechosos de buscar sólo ese ángulo de nuestro deporte; en este mismo número encontrará el lector cuatro páginas dedicadas al Campeonato de España Cadete Femenina, las mismas que a las finales del Este y el Oeste de la NBA. Pero la Liga Endesa, como proa semana a semana de nuestro baloncesto durante casi diez meses, luego relevada por una selección española cuyo impacto es incuestionable.
No, no me olvido del baloncesto en la final como tal. Lo estoy disfrutando enormemente. Porque están jugando muy bien, porque hubo igualdad en Barcelona, porque todo puede suceder –¿verdad Marcelinho?–, porque hay jugadores como Sergio Rodríguez que han vuelto a sentir el baloncesto y nos lo ha vuelto a hacer sentir –colores al margen– a los aficionados. Porque hay magia y emoción. Fernando Martín y Miguel Panadés os trasladan todas estas sensaciones unas páginas más adelante. Yo, desde aquí, creo que es un buen momento para felicitarnos todos los amantes al baloncesto, sin excepción, porque es una gran final que está siendo vista por muchos más aficionados de los que se daban cita hasta ahora en torno a una pantalla de televisión. Disfrutemos pues al tiempo que sonreímos. No es poco con los tiempos que corren.
Decía que en el baloncesto español –en general– estamos de suerte, porque con toda mi admiración hacia otros equipos, el Barcelona y el Real Madrid –además de ser los más laureados y ya sólo por ese dato no es mala noticia que vuelvan a enfrentarse– son los que más ‘venden’. Y vuelven a aparecer las comillas. No es malo vender, no. Es necesario para todos los medios de comunicación hacerlo. Y al Barça y al Madrid de baloncesto, por mor del fútbol –sí, otra vez el fútbol, pero es lo que hay– les sigue mucha más gente y que quizá vean sus enfrentamientos aficionados al ‘otro’ deporte que quieren extender al parquet su rivalidad en el césped. Pues también vale. Ya lo creo que vale para que los señores de Endesa, de Pascual, de Orange y de Kia, estén mucho más contentos de su apuesta por el baloncesto ACB. Y ojalá que ese escaparate sirva para que otros más quieran entrar. Y eso, en estos tiempos tan duros, sería extraordinario. De verdad.
No sé si lo que está haciendo TVE es un ensayo general para que el la próxima temporada el baloncesto de la Liga Endesa pase a emitirse en La 1 –¿tal vez la mañana de los domingos?–, pero creo que los rectores de la cadena pública pueden estar contentos con el índice de audiencia en un horario tan extraño para nuestro deporte y en ‘disputa’ con algún que otro reality show.
No me gustaría que esto se interpretara como un canto al mercantilismo. No lo es. Y creo que en Gigantes no somos precisamente sospechosos de buscar sólo ese ángulo de nuestro deporte; en este mismo número encontrará el lector cuatro páginas dedicadas al Campeonato de España Cadete Femenina, las mismas que a las finales del Este y el Oeste de la NBA. Pero la Liga Endesa, como proa semana a semana de nuestro baloncesto durante casi diez meses, luego relevada por una selección española cuyo impacto es incuestionable.
No, no me olvido del baloncesto en la final como tal. Lo estoy disfrutando enormemente. Porque están jugando muy bien, porque hubo igualdad en Barcelona, porque todo puede suceder –¿verdad Marcelinho?–, porque hay jugadores como Sergio Rodríguez que han vuelto a sentir el baloncesto y nos lo ha vuelto a hacer sentir –colores al margen– a los aficionados. Porque hay magia y emoción. Fernando Martín y Miguel Panadés os trasladan todas estas sensaciones unas páginas más adelante. Yo, desde aquí, creo que es un buen momento para felicitarnos todos los amantes al baloncesto, sin excepción, porque es una gran final que está siendo vista por muchos más aficionados de los que se daban cita hasta ahora en torno a una pantalla de televisión. Disfrutemos pues al tiempo que sonreímos. No es poco con los tiempos que corren.
FUENTE: www.gigantes.com
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