LA LECCIÓN DE MANEL COMAS
“A por ellos, que son pocos y cobardes”
Mar Meneses y Pere Ferreres
PERE FERRERES
“Creer en la vida”
Siempre le gustó situarse al
límite del riesgo. “Cuando hierve la sangre” y “El sueño eterno”
parecen películas suyas. Y “La valquiria” de Wagner, también.
Wagner y el Oeste. Manel Comas es un Willy Boy con su nervio y su
genio, el que lo convirtió en El sheriff. El premio Raimundo Saporta que le entregó Joan Maria Gavaldá el pasado
30 de diciembre no nos puede dejar indiferentes, Mar.
Conozco personalmente a
Manel de su etapa en el Licor 43 de Quimet Costa, Miquel Pou, Mike
Phillips y sus inseparables Joan Costa y Ferran Gubern, “el
mangui”. Lo descubrí en el Coto de Aito. El basket es la pasión de su vida, el mejor vehículo para expresar las emociones.
Cuando Manel Comas anunció hace un año que tenía cáncer, todos supimos que iba a jugar el partido más importante de su
vida y que lo ganaría. Lo ha ganado. Hay heridas de coser y de operar. El sheriff nunca se ha puesto tiritas.
Hace unos días, le pregunté de qué manera le había cambiado la vida. Me impresionó su respuesta: “Cuando has perdido a un hijo,
todo lo demás es relativo”.
Si en alguna cosa cree Manel Comas es en vivir, no parar de hacer cosas y de ser sincero consigo mismo.
MAR MENESES
"El sheriff siempre puede con los malos"
Hay que enfrentarse a la adversidad siempre, Pere.
La noticia sobre la salud de Manel Comas ensombreció hace un año el basket. La curación es el mejor triunfo para El sheriff.
Siempre he
admirado a la gente que sigue su filosofía de vida: ser estricto con
las cosas en las que crees para no tener que seguir la ley del péndulo.
El cáncer son dos enfermedades: lo que te sucede, más la parte psicológica. Hay que tratar y curar las dos.
El caso de Manel demuestra
que en estos casos o se puede ser víctima de la enfermedad o
protagonista de tu vida, y él ha decidido encontrar la adrenalina
suficiente para funcionar, ser el gran protagonista. Hasta en los peores momentos se puede encontrar la forma de salir adelante.
La gran lección es que a
pesar de que el golpe sea muy duro, el tiempo juega a favor y se puede
volver a ver la luz al final del túnel.
Todos somos más fuertes de lo que creemos.
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