PEDRO MARTÍNEZ
"El baloncesto español es mucho mejor gracias a la ACB"
Por Joan Cerdà
No resulta muy frecuente,
pensando en clave de entrevista, conversar con una persona a la que
conoces desde hace 38 años, con la que se ha compartido patio de
colegio, profesores, pista de cemento descubierta, balón Mikasa
deformado, vestuario, y la gloriosa camiseta azul del Claret
con letras y números cosidos en
casa. Éramos unos marginales, que no marginados, en un colegio en el
que el deporte rey era el hockey sobre patines. Pero basta de jugar a “Aquellos
Maravillosos Años” y vayamos
con la entrevista...
Ha pasado mucho tiempo. Nuestra trayectoria profesional ha
transcurrido por caminos diferentes dentro del mundo del baloncesto,
pero hay unos inicios, incluso unas casualidades, comunes con
nuestro entrevistado. En mi caso, no me dejaban jugar a hockey sobre
patines como castigo a mi inapetencia, todo un sarcasmo con mis 80
kilos actuales. “Pues a mí, mi padre tampoco me
dejó apuntarme al hockey. Decía que llevar un palo para jugar era
demasiado violento y peligroso” sonríe al rememorar Pedro
Martínez. En el recuerdo el cadete del Claret y personas como
Jordi Cardoner, Ramón Grau, el otro alero del equipo y el base, Joan
Caballero, el entrenador y quien escribe, el ayudante del entrenador.
Después llegaría “Chinche” Del Río “una persona
que vivía la vida y el baloncesto con pasión” y que fue
como la primera fase del cohete que impulsó nuestra trayectoria.
Después, cada uno siguió su camino.
DEL CLARET AL CLARET
Demos un salto temporal. Tras una dilatada trayectoria el
presente de Pedro Martínez es desde hace algunas temporadas, otra vez
claretiano. Estas son también las raíces del Gran Canaria, un
club en el que ha sentado cátedra y en el que ha cumplido más de 600
partidos en ACB. “Es una cifra que me hizo ilusión. Significa
un buen recorrido en ACB y también pienso que me ha
permitido superar en 590 partidos las expectativas que tenía, cuando
debuté, de permanecer en la categoría”.
Las claves de esta estabilidad del Gran Canaria 2014 son
diversas. “En los últimos 20 años por el club solamente han
pasado tres entrenadores. Manolo Hussein estuvo aquí creo que
diez temporadas y fue él quien decidió no continuar. Salva Maldonado
dirigió al equipo cuatro temporadas y yo, en dos tramos, llevo seis y
tengo contrato en vigor. Esta estabilidad es magnífica,
da mucha tranquilidad para trabajar” La otra clave de la
estabilidad, de la personalidad del club son los jugadores. “El
club busca un perfil determinado de jugador. En la
actualidad buscamos apostar más por el jugador nacional pero
históricamente el típico jugador del Gran Canaria es un norteamericano
que se siente a gusto en la isla, que es buena gente y que
encuentra un vestuario con jugadores de la misma nacionalidad y del
mismo perfil”.
Esta descripción conjura la presencia de dos nombres propios. “Lo
de Jim Moran es espectacular. En su trayectoria deportiva solamente ha
vestido dos camisetas: la de su universidad
y, durante 10 años, la del Gran Canaria, su único equipo en Europa”.
El segundo nombre propio está cantado. “Sitapha Savané
es el aglutinador del vestuario. Por su educación en los Estados
Unidos, High School y Universidad, los norteamericanos lo
consideran un compatriota. Además de su talento deportivo y ética de
trabajo, Savané es una persona decisiva dentro del vestuario por su
papel de líder y como integrador de los recién llegados.
No es casualidad que sus mejores años son los mejores años del
club”.
Otra de las claves de la actualidad amarilla es la salida de
Himar Ojeda del club. “Es una lástima que no siga. He trabajado
muy bien con él y ojalá siguiera como director técnico.
Por otra parte, el regreso de Berdi Pérez es una gran noticia para
el club, ya he trabajado con él y espero lo mejor en esta nueva etapa”.
En la última temporada el equipo no ha alcanzado ni la Copa
del Rey ni el Playoff, objetivos obtenidos con cierta frecuencia en las
últimas temporadas. Las dificultades y la competencia son
cada vez más grandes pero el Gran Canaria 2014 mantiene la ilusión. “Queremos
luchar para estar presentes en la Copa del Rey y el Playoff. Sabemos lo
difícil que es conseguirlo ya que
peleamos con rivales con mayor presupuesto. También hay que contar
con la ausencia de lesiones pues en este sentido tenemos poco margen de
actuación. Históricamente nunca hemos conseguido pasar
de los cuartos de final pero intentaremos estar entre los ocho
primero y poder romper esta barrera”.
EL OFICIO DE ENTRENADOR
La dilatada experiencia de Pedro Martínez en la competición
podemos abordarla desde distintas perspectivas. Si repasamos la lista de
entrenadores que han colaborado con él compartiendo
banquillo veremos que es muy amplia. “Es verdad. Muchos de
mis entrenadores ayudantes son profesionales con una excelente
trayectoria. Pienso en Luis Casimiro, Salva Maldonado, Josep
María Izquierdo, Curro Segura, Ricard Casas, Diego Ocampo, Nacho
Lezcano. Mariano de Pablos, Angel García Jareño…Pero hay que señalar un
matiz muy importante. Yo no me considero un maestro de
entrenadores como es Aíto, simplemente puedo haber incidido en su
carrera compartiendo la oportunidad de estar en un banquillo ACB. Ellos
no han aprendido baloncesto tocándome la chepa sino que
ya tenían unos conocimientos semejantes a los míos y que han
compartido conmigo”.
El oficio de entrenador es muy exigente. Ofrece la oportunidad
de desarrollar un trabajo profundamente vocacional. Más allá de las
victorias y las derrotas, hay otros aspectos dignos de
destacar cuando detrás hay un bagaje tan importante. “Una de
las mayores recompensas que te da entrenar es ver, participar en el
progreso de tus jugadores. Cuando un joven sale adelante
en el equipo te sientes realmente realizado. Del mismo modo, el
momento más duro y difícil, en lo profesional y en lo humano, es pasar
por el trago de prescindir de un jugador. Hay decisiones que
son muy duras y difíciles de tomar”.
Otro de los deseos de Pedro es poder dejar su huella en la
entidad. “Además de obtener los mejores resultados posibles para
el club, me gustaría incidir también en su estructura. Me
encantaría que el día que deje de entrenar al Gran Canaria, la gente
que me acompaña ahora en el banquillo pudiera hacerse cargo de la
dirección del equipo. Esta continuidad significaría que
ahora estamos trabajando bien”.
Ser entrenador exige también pagar un enorme peaje en la vida
privada. “En un primer momento tu trayectoria profesional se
desarrolla cerca de casa pero después llega el momento de
salir fuera. Cuando esto sucede la familia sufre las consecuencias
pues te das cuenta que la mejor solución no es que te sigan a cada
ciudad a la que vas a entrenar. Yo me he perdido muchas cosas
en la educación de mis hijos aunque afortunadamente mi mujer ha
hecho un excelente trabajo en este sentido. Además, como la conocí en el
entorno del baloncesto, he podido tener su comprensión y
complicidad. Pero hay momentos en que la soledad pesa mucho y te
vuelves un obseso del trabajo para poderla soportar”.
Para finalizar este apartado, del mismo modo que Pedro
Martínez incidió en la trayectoria profesional de sus ayudantes, él
también tiene una persona, un entrenador de referencia que le
impulsó hacia la élite. “Alfred Julbe ha sido decisivo en mi
trayectoria. Somos amigos, jugamos juntos, entrenamos en categorías
inferiores y después él fue ayudante de Aíto.
Posteriormente me ofreció la oportunidad de ser su ayudante en el
Joventut. Fue la persona clave en mis inicios”.
EL BALONCESTO ACB
Pedro Martínez lleva muchos años batiendo el cobre y esto le
permite tener una amplia visión de la evolución del baloncesto español. “Creo
que podemos estar orgullosos de lo que
tenemos. El Baloncesto ACB es una referencia en Europa y lo siento
como una cosa mía. Estoy agradecido a la ACB por haber creado este
entorno de trabajo que nos ha permitido crecer. Disfrutamos
de una buena organización y no tengo ningún problema en afirmar que
el baloncesto español es mucho mejor gracias a la ACB”.
Pero del mismo modo que Pedro Martínez se declara
incondicional de la ACB, también recoge el guante en temas más
polémicos. “Quizás lo que falta es que se venda mejor el
producto” Tampoco rehúye las culpas de los entrenadores en
este tema. “Es cierto que en los clubes parece que la política
de comunicación la marca el entrenador. Por un lado es
normal porque el entrenador tiene la lógica tendencia de proteger al
grupo pero la culpa de que esto suceda es de los propios clubes, que no
saben imponerse al entrenador. El baloncesto ACB
necesita promoción, jugamos para que nos vea el público y si al
entrenador se le explican bien las cosas y las necesidades de la
entidad, nadie se cerrará en banda”.
Otro frente abierto con los entrenadores es la presencia de
cámara y micrófono en los tiempos muertos. Pedro Martínez es contrario
por las siguientes razones. “Condiciona totalmente
nuestro discurso. Un tiempo muerto con cámara y si cámara es
totalmente distinto. Lo de ahora es una actuación y creo que en general,
el tiempo muerto que presencia en aficionado desde su casa,
no aporta nada”.
Otro aspecto que señala Pedro Martínez es el espionaje. “Se
dice que algún equipo tiene la costumbre de seguir el tiempo muerto del
rival desde el iphone pero no creo que sea algo
operativo. En cambio, el “scouting” de los tiempos muertos permite
conocer la señalización de las jugadas del equipo rival, algo muy
importante, y también las tendencias en la resolución de
situaciones especiales” Pero después de la crítica, llega
la solución. “En la NBA no dan los tiempos muertos en directo
sino que los graban y editan para ofrecer los aspectos más
interesantes con posterioridad. El entrenador podría hacer su
trabajo y el espectador ver cosas muy interesantes, no la simulación
actual. Creo, además, que estamos dando muy mal ejemplo. En las
categorías inferiores se está poniendo de moda ir al tiempo muerto
con pizarra aunque no la utilizan para nada.”
Llega el momento de poner punto final a estas reflexiones. La
última, toda una declaración de intenciones y también, creo, la clave
del éxito de Pedro Martínez. “Al baloncesto hay
que ponerle pasión. Si no haces las cosas con pasión, nadie te va a
creer”.
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