Artículo
El Barça Regal,
incapaz ante el dominio de Olympiacos y Spanoulis (68-64)
Una
espectacular actuación de Vassilis Spanoulis (21 puntos y 6 asistencias)
somete a un Barça Regal que estuvo lejos de su mejor nivel y que remó a
contracorriente durante todo el partido, pero fue incapaz ante un
dominador Olympiacos
Redacción, 11
May. 2012.- El Olympiacos se verá las caras ante el CSKA Moscú
(domingo, 20 horas) en la final de la Euroliga, tras derrotar al FC
Barcelona Regal (68-64), tras un partido que tuvo color rojiblanco de
principio a fin. En un encuentro lento, de errores múltiples y tanteador
bajo, los culés nunca se acabaron de sentir cómodos. Con un Juan
Carlos Navarro demasiado solo (y no a su nivel de genialidad más
elevado), el Barça Regal se vio obligado a remar constantemente, ante un
Olympiacos muy sólido, que no mostró debilidad mental en ningún momento
(a diferencia de un conjunto azulgrana con momentos de confianza bajo
mínimos) y enfriaba los ánimos culés cada vez que estos intentaban
asaltar el marcador.
Con Vassilis Spanoulis en modo estelar, el duelo de líderes cayó del lado griego. No solo por los 21 puntos y 6 asistencias del griego (Navarro se quedó en 18+3), sino por aparecer siempre para atenazar las ilusiones azulgranas. Spanoulis ha desbordado a placer, mostrándose decisivo en los momentos finales del encuentro. Anotando y creando. El líder que ha guiado a su equipo hasta la final. El que ha sometido al Barça Regal, desde el inicio.
Barça Regal se mete muy tarde
Y eso que, disipando las dudas sobre su disposición, Navarro salía de titular y se jugaba el primer balón que caía en sus manos. Los nervios dominaban el ataque culé, que completaba sin éxito varias acciones consecutivas, algunas sin ni siquiera llegar a lanzar. En el otro aro, Spanoulis ya acaparaba los balones, con éxito para los suyos, que se avanzaban 8-0, con un triple de su estrella, otro de Evangelos Mantzaris y una penetración de Pero Antic, que dejaba plantado a Erazem Lorbek en la línea de triple.
Los de Xavi Pascual apenas enviaban balones interiores y, cuando lo hacían, chocaban ante la fortaleza de músculo de la pareja Antic-Dorsey. En el exterior, erraba los cuatro primeros triples lanzados, lo que mermaba su confianza: la primera canasta, de Lorbek, no llegaría hasta pasados 3:50 minutos. A partir de ahí, el Barça Regal se recuperaba a medida que lo hacía la aportación de la pareja interior, con Boniface Ndong (10 tantos, segundo máximo anotador azulgrana) taponando y atrapando rebotes en ataque y Lorbek aprovechando su inteligencia y capacidad de juego al poste (10-6). Los azulgranas entraban en el partido, aunque Spanoulis volvía a enfriar los ánimos con un nuevo triple.
Los catalanes se mostraban mustios, sin apenas chispa, dejando la iniciativa al rival. Pese a ser uno de los exteriores más incisivos –se inventó una genial asistencia a Ndong–, Marcelinho Huertas se iba al banquillo, para dejar paso a un Víctor Sada que trataría de minar la capacidad de Spanoulis, muy metido en el partido desde el primer instante.
Con los pupilos de Pascual muy descentrados, Navarro desaparecido en el primer cuarto y repetidos errores en el tiro (hasta el punto de renunciar a lanzar), el primer cuarto era de color rojiblanco. El Olympiacos dominaba, sin más. La mejor noticia para los culés al término del primer cuarto era que solo perdían por 17-11 tras una lamentable serie de tiros de campo (5/18). El Barça Regal había encontrado más tiros anotables de lo que reflejaba el marcador.
Estrecheces
El partido contrastaba en cuanto a brillantez e intensidad con la primera semifinal. Pese a que los de El Pireo parecían mucho más metidos, el Barça Regal reducía la ventaja, mediante un triple de CJ Wallace –que había elevado el nivel de intensidad del equipo–, inmediatamente contrarrestado por Papanikolaou, antes de que Navarro anotase su primera canasta del partido, justo cuando las líneas defensivas griegas parecían dificultar hasta la circulación. La presión a toda la cancha que aplicaba Olympiacos retardaba la subida de balón. Una vez superado el medio campo, obligaban a los de Pascual a recibir cerca de media cancha.
Era de nuevo la aportación del juego interior (Lorbek-Perovic) la que volvía a poner al Barça Regal en buena posición, reduciendo la distancia a dos (24-22). El más esperado se encargaría de completar el trabajo. Navarro empezaba a tomar la responsabilidad y, con un triple, ponía a los suyos por delante por primera vez en el partido (26-27, min. 17). Una ventaja que no podía durar, cuando bien Acie Law o bien Spanoulis dividían la defensa catalana sin excesivos problemas. Muchos más tenían los barceloneses, que sufrían para desbordar en el 1x1 y recibían aire puro con las canastas logradas por altura tras rebote ofensivo.
El 33-29 con el que se llegó al descanso reflejaba en buena parte las estrecheces vividas para con el aro en la primera mitad, con una carencia de espectáculo impropia de una Final Four. En los culés, distintas fases de problemática ofensiva: desacierto en el tiro, dificultad de circulación ofensiva, problemas en la creación. Con todo lo sufrido por el Barça Regal, muy lejos del nivel mostrado en las últimas semanas, cuatro puntos de desventaja (con un gran alley-oop de Spanoulis a Dorsey) eran una magnífica noticia.
Tras el paso por vestuarios, el inicio del Barça Regal era desmotivador, primero por un tapón enorme de Kyle Hines y después porque Spanoulis volvía a ser esa barrina que entrando y lo hace cada vez con más fuerza. El Olympiacos anotaba a cada ataque, rompiendo las esperanzas generadas por las canastas de Sada y Navarro. La afición roja se venía arriba, viendo como su rival era incapaz de reducir la diferencia (41-33), pues Ndong fallaba dos tiros libres y luego Wallace una canasta bajo el aro que parecía hecha.
El Barça Regal se enchufaba a ratos: ahora un tapón de Fran Vázquez, ahora un alley-oop lanzado por Navarro y completado por el gallego... Destellos, apenas. Pero destellos que ni siquiera habían aflorado en la primera mitad. Y que eran suficiente argumento para la esperanza, en un partido de perfil bajo (43-41), con un gran momento de Fran Vázquez. Las buenas defensas culés volvían algo más esporádicas las aportaciones ofensivas de Printezis y Spanoulis, los dos hombres más ofensivamente activos en el conjunto griego.
Remar y remar
Las acometidas de los de Pascual se sucedían –y hasta parecía que recuperaba la confianza en sí mismo–, pero Olympiacos siempre esgrimía algún argumento que actuase de freno. Con un triple de Papanikolaou y un tiro lejano de Law, volvían a congelar ilusiones: 50-43. Pese a que la dinámica del partido (de ataque estático, con posesiones largas y marcador bajo) era la que en la previa se había apuntado como propicia para el Barça Regal, el Olympiacos dominaba el marcador. Y el encuentro. El partido estaba atenazado, pero con 50-47 (fin del tercer cuarto) todo podía pasar.
Y, al empezar el último periodo, un nuevo chasco, viendo alejarse al Olympiacos hasta el 54-47, tras una canasta fácil al contraataque. El FC Barcelona Regal era un constante estirar para perder la fuerza. Y, cuando los esfuerzos son tantos y continuados, se corre el riesgo de perder el ímpetu. O la fe.
No es el catalán un conjunto acostumbrado a mirar a sus rivales por debajo en el marcador. Tal vez por eso parece vivir los momentos de mayor incomodidad de la temporada. Pese a que Navarro ya tomaba el control del partido, animando a los suyos a creer –en un Barça Regal anímicamente tocado–. El de Sant Feliu trataba de hacer avanzar a un transatlántico con solo un remo, en un mar Egeo en calma, que sabía aprovechar sus olas. Olympiacos se ponía 62-56. El tiempo iba pasando (3:30 restantes). Y en el Sinan Erdem se escuchaba “Olympiacos, Olympiacos”.
Spanoulis es la estrella
Con menos de dos minutos en el marcador (63-57), Xavi Pascual ponía todo el talento en pista: Huertas, Navarro, Mickeal, Lorbek y Ndong para buscar el último empujón de los suyos. Con 63-61, la emoción estaba instalada. Pero Spanoulis demostró que es una estrella como pocas hay en Europa. Con un triplazo de líder en el que nunca dejar de creer (66-61), volvía a demostrar que la moral azulgrana había estado en sus manos durante largos minutos. Ndong anotó tres tiros libres (66-64) y, tras rebote ofensivo culé, Huertas tuvo un triple para ponerse por delante. Pero erró y, en ataque, volvió a aparecer la estrella. Spanoulis cogió el balón que le tocaba. Volvió a desbordar, como había hecho una y tantas veces durante el partido, para servirle en bandeja una canasta a un Joey Dorsey muy importante para los griegos (68-64).
Ya no había opción. Los griegos no habían titubeado en todo el partido y no lo hicieron al final. Se confiaron a su líder y respondieron grupalmente, sin cometer más (o peores) errores que su rival. La cenicienta de la Final Four ya ha superado su primer gran escollo. El domingo tendrá uno de una dimensión todavía mayor. El CSKA Moscú espera a Olympiacos. Kirilenko espera a Spanoulis.
Con Vassilis Spanoulis en modo estelar, el duelo de líderes cayó del lado griego. No solo por los 21 puntos y 6 asistencias del griego (Navarro se quedó en 18+3), sino por aparecer siempre para atenazar las ilusiones azulgranas. Spanoulis ha desbordado a placer, mostrándose decisivo en los momentos finales del encuentro. Anotando y creando. El líder que ha guiado a su equipo hasta la final. El que ha sometido al Barça Regal, desde el inicio.
Barça Regal se mete muy tarde
Y eso que, disipando las dudas sobre su disposición, Navarro salía de titular y se jugaba el primer balón que caía en sus manos. Los nervios dominaban el ataque culé, que completaba sin éxito varias acciones consecutivas, algunas sin ni siquiera llegar a lanzar. En el otro aro, Spanoulis ya acaparaba los balones, con éxito para los suyos, que se avanzaban 8-0, con un triple de su estrella, otro de Evangelos Mantzaris y una penetración de Pero Antic, que dejaba plantado a Erazem Lorbek en la línea de triple.
Los de Xavi Pascual apenas enviaban balones interiores y, cuando lo hacían, chocaban ante la fortaleza de músculo de la pareja Antic-Dorsey. En el exterior, erraba los cuatro primeros triples lanzados, lo que mermaba su confianza: la primera canasta, de Lorbek, no llegaría hasta pasados 3:50 minutos. A partir de ahí, el Barça Regal se recuperaba a medida que lo hacía la aportación de la pareja interior, con Boniface Ndong (10 tantos, segundo máximo anotador azulgrana) taponando y atrapando rebotes en ataque y Lorbek aprovechando su inteligencia y capacidad de juego al poste (10-6). Los azulgranas entraban en el partido, aunque Spanoulis volvía a enfriar los ánimos con un nuevo triple.
Los catalanes se mostraban mustios, sin apenas chispa, dejando la iniciativa al rival. Pese a ser uno de los exteriores más incisivos –se inventó una genial asistencia a Ndong–, Marcelinho Huertas se iba al banquillo, para dejar paso a un Víctor Sada que trataría de minar la capacidad de Spanoulis, muy metido en el partido desde el primer instante.
Con los pupilos de Pascual muy descentrados, Navarro desaparecido en el primer cuarto y repetidos errores en el tiro (hasta el punto de renunciar a lanzar), el primer cuarto era de color rojiblanco. El Olympiacos dominaba, sin más. La mejor noticia para los culés al término del primer cuarto era que solo perdían por 17-11 tras una lamentable serie de tiros de campo (5/18). El Barça Regal había encontrado más tiros anotables de lo que reflejaba el marcador.
Estrecheces
El partido contrastaba en cuanto a brillantez e intensidad con la primera semifinal. Pese a que los de El Pireo parecían mucho más metidos, el Barça Regal reducía la ventaja, mediante un triple de CJ Wallace –que había elevado el nivel de intensidad del equipo–, inmediatamente contrarrestado por Papanikolaou, antes de que Navarro anotase su primera canasta del partido, justo cuando las líneas defensivas griegas parecían dificultar hasta la circulación. La presión a toda la cancha que aplicaba Olympiacos retardaba la subida de balón. Una vez superado el medio campo, obligaban a los de Pascual a recibir cerca de media cancha.
Era de nuevo la aportación del juego interior (Lorbek-Perovic) la que volvía a poner al Barça Regal en buena posición, reduciendo la distancia a dos (24-22). El más esperado se encargaría de completar el trabajo. Navarro empezaba a tomar la responsabilidad y, con un triple, ponía a los suyos por delante por primera vez en el partido (26-27, min. 17). Una ventaja que no podía durar, cuando bien Acie Law o bien Spanoulis dividían la defensa catalana sin excesivos problemas. Muchos más tenían los barceloneses, que sufrían para desbordar en el 1x1 y recibían aire puro con las canastas logradas por altura tras rebote ofensivo.
El 33-29 con el que se llegó al descanso reflejaba en buena parte las estrecheces vividas para con el aro en la primera mitad, con una carencia de espectáculo impropia de una Final Four. En los culés, distintas fases de problemática ofensiva: desacierto en el tiro, dificultad de circulación ofensiva, problemas en la creación. Con todo lo sufrido por el Barça Regal, muy lejos del nivel mostrado en las últimas semanas, cuatro puntos de desventaja (con un gran alley-oop de Spanoulis a Dorsey) eran una magnífica noticia.
Tras el paso por vestuarios, el inicio del Barça Regal era desmotivador, primero por un tapón enorme de Kyle Hines y después porque Spanoulis volvía a ser esa barrina que entrando y lo hace cada vez con más fuerza. El Olympiacos anotaba a cada ataque, rompiendo las esperanzas generadas por las canastas de Sada y Navarro. La afición roja se venía arriba, viendo como su rival era incapaz de reducir la diferencia (41-33), pues Ndong fallaba dos tiros libres y luego Wallace una canasta bajo el aro que parecía hecha.
El Barça Regal se enchufaba a ratos: ahora un tapón de Fran Vázquez, ahora un alley-oop lanzado por Navarro y completado por el gallego... Destellos, apenas. Pero destellos que ni siquiera habían aflorado en la primera mitad. Y que eran suficiente argumento para la esperanza, en un partido de perfil bajo (43-41), con un gran momento de Fran Vázquez. Las buenas defensas culés volvían algo más esporádicas las aportaciones ofensivas de Printezis y Spanoulis, los dos hombres más ofensivamente activos en el conjunto griego.
Remar y remar
Las acometidas de los de Pascual se sucedían –y hasta parecía que recuperaba la confianza en sí mismo–, pero Olympiacos siempre esgrimía algún argumento que actuase de freno. Con un triple de Papanikolaou y un tiro lejano de Law, volvían a congelar ilusiones: 50-43. Pese a que la dinámica del partido (de ataque estático, con posesiones largas y marcador bajo) era la que en la previa se había apuntado como propicia para el Barça Regal, el Olympiacos dominaba el marcador. Y el encuentro. El partido estaba atenazado, pero con 50-47 (fin del tercer cuarto) todo podía pasar.
Y, al empezar el último periodo, un nuevo chasco, viendo alejarse al Olympiacos hasta el 54-47, tras una canasta fácil al contraataque. El FC Barcelona Regal era un constante estirar para perder la fuerza. Y, cuando los esfuerzos son tantos y continuados, se corre el riesgo de perder el ímpetu. O la fe.
No es el catalán un conjunto acostumbrado a mirar a sus rivales por debajo en el marcador. Tal vez por eso parece vivir los momentos de mayor incomodidad de la temporada. Pese a que Navarro ya tomaba el control del partido, animando a los suyos a creer –en un Barça Regal anímicamente tocado–. El de Sant Feliu trataba de hacer avanzar a un transatlántico con solo un remo, en un mar Egeo en calma, que sabía aprovechar sus olas. Olympiacos se ponía 62-56. El tiempo iba pasando (3:30 restantes). Y en el Sinan Erdem se escuchaba “Olympiacos, Olympiacos”.
Spanoulis es la estrella
Con menos de dos minutos en el marcador (63-57), Xavi Pascual ponía todo el talento en pista: Huertas, Navarro, Mickeal, Lorbek y Ndong para buscar el último empujón de los suyos. Con 63-61, la emoción estaba instalada. Pero Spanoulis demostró que es una estrella como pocas hay en Europa. Con un triplazo de líder en el que nunca dejar de creer (66-61), volvía a demostrar que la moral azulgrana había estado en sus manos durante largos minutos. Ndong anotó tres tiros libres (66-64) y, tras rebote ofensivo culé, Huertas tuvo un triple para ponerse por delante. Pero erró y, en ataque, volvió a aparecer la estrella. Spanoulis cogió el balón que le tocaba. Volvió a desbordar, como había hecho una y tantas veces durante el partido, para servirle en bandeja una canasta a un Joey Dorsey muy importante para los griegos (68-64).
Ya no había opción. Los griegos no habían titubeado en todo el partido y no lo hicieron al final. Se confiaron a su líder y respondieron grupalmente, sin cometer más (o peores) errores que su rival. La cenicienta de la Final Four ya ha superado su primer gran escollo. El domingo tendrá uno de una dimensión todavía mayor. El CSKA Moscú espera a Olympiacos. Kirilenko espera a Spanoulis.
David Vidal
ACB.COM
No hay comentarios:
Publicar un comentario