Acontinuación os dejo un “pedazo” de reportaje que le solicité que hiciera a la persona que lo firma. La verdad es que desde la primera vez que leí este texto que te dejo a continuación, se me puso el vello de punta y alguna que otra lagrimita se me fue, del sentimiento y calidad humana, de como está escrito.
No hay mejor promoción para nuestro deporte, “EL BALONCESTO”, que con palabras, textos, frases.., que aquí se recogen y escriben.
¡MUCHA GRACIAS CARLOS!
LO QUE PUEDE OCURRIR EN TAN SÓLO DIECISEIS MESES
Quiero contar la historia de un chico de Córdoba, nacido en Febrero del año 1999.
Como casi todos los niños de su edad, para él no existía otro deporte que no fuera el fútbol. Cuando apenas sabía andar ya daba patadas a un balón y pasaba interminables horas en el parque jugando al que por entonces era su deporte favorito.
Pasaron los años y entró en un equipo federado, “Los Califas”, lleno de ilusión y de ganas de pasarlo bien. Allí encontró a fenomenales chavales, buen cuerpo técnico y buenos padres, pero el ambiente de los partidos no era lo que él esperaba, y cuando empezó a destacar como jugador (al mes de entrar en el equipo), empezaron las entradas fuertes, salidas de tono, continúas desconsideraciones…. Cosas todas ellas que sumadas, hicieron que perdiera la afición por su deporte y que dejara de practicarlo.
Todo cambió en su vida cuando en enero del año 2010 y por un capricho del destino empezó a practicar el baloncesto en las instalaciones municipales del Pabellón de Vista Alegre. Nunca había tocado una pelota de baloncesto, y os prometo que se hacía muy raro ver a un chico, que era un virtuoso del balón de fútbol, practicar con torpeza ese deporte. Pero como todo en esta vida, es cuestión de suerte. Pasaba por allí el que por entonces era director técnico del Club Baloncesto Salsa Musa Ciudad de Córdoba, Antonio Susín, y algo vio en el chaval que le hizo fijarse en él.
Empezaron incansables horas de técnica individual, de entradas con la izquierda, de tiros con una mano y luego con la otra, de zigzagueantes movimientos entre conos hasta llegar a canasta, y un sin fin de pruebas más. Os aseguro, que yo que veía el entrenamiento desde las gradas acababa cansado.
Pero lo verdaderamente curioso del caso es que el chaval, de tan sólo 10 años de edad, no se cansaba y quería más. ¡HABÍA ENCONTRADO EL DEPORTE PARA EL QUE HABÍA NACIDO!
Susín, acompañado por su amigo Alfonso, inscribieron al niño en la liga municipal que estaba pronta a acabar, y empezó a jugar sus primeros partidos. Allí empezó a aprender un concepto nuevo del deporte que para él no existía. Jugaba, disfrutaba, compartía, lo pasaba realmente bien. Lejos quedó esa tensión de los partidos de fútbol. Quería más, conocer a más gente, compartir su experiencia…
En Septiembre de 2010 empezó con su primer equipo federado. Su entrenador, Antonio Moreno, una de las personas a la que debe su afición por este deporte y del que ha aprendido mucho, no sólo en el plano baloncestístico, sino también en el humano y personal, lo escogió entre los doce chicos que disputarían la liga federada en Córdoba, en la categoría de alevines.
Todo era camaradería, buen rollo, ganas de divertirse y de pasarlo bien. Los chavales del equipo le acogieron desde un primer momento. Ello despertó su espíritu de superación. Los partidos eran divertidos, vibrantes, tanto dentro de la cancha como fuera de ella, pero siempre guardando el respeto que todo deportista debe guardar y que toda afición debe mantener. Empezaron las victorias y con ellas, su primera convocatoria con la selección cordobesa.
No se lo creía, había empezado a jugar al baloncesto en enero de ese 2010, y no había transcurrido ni un año cuando ya formaba parte de la selección de su ciudad. Allí conoció a los niños que supuestamente eran sus rivales en la cancha, y tendríais que haberlos visto. Todos juntos, todos a una, disfrutando del baloncesto y haciéndonos disfrutar a todos los que los veíamos.
¡QUÉ SELLECCIÓN LA CORDOBESA DEL AÑO 2010-2011¡ Os aseguro que a los fuengiroleños no se les olvidarán sus caras. Arrasaron en el Campeonato de Andalucía, dirigidos fantásticamente por Eduardo Pérez, venciendo con deportividad a todos sus rivales y lo más importante, disfrutando, jugando para divertirse, con la presión propia de partidos importantes para niños de 10 y 11 años, pero haciendo lo que mejor sabían, pasarlo bien y meter canastas. Dicen los entendidos que un partido como el que se vio contra Cádiz es imposible de ver en niños de esa edad, y os aseguro que ellos lo hicieron porque yo estaba allí. En la final jugaron contra los anfitriones, Málaga, y fue más de lo mismo. Dieron una lección de deportividad y buen juego, lo que se mereció el aplauso de todo el pabellón.
Parecía que había llegado a lo máximo cuando un buen día de febrero del año 2011 lo llamaron para hacer las primeras pruebas con la SELECCIÓN ANDALUZA, ¿Qué me está pasando?, preguntaba el incrédulo chaval. Hacía justo un año que había empezado a jugar al baloncesto y tras muchos viajes a Málaga y San Fernando fue seleccionado entre los doce chavales que formarían la Selección Andaluza y disputarían el Campeonato de España en San Fernando (Cádiz).
Desgraciadamente no todo fue de color de rosas. Una desafortunada lesión una semana antes de empezar el campeonato le impidió estar y disfrutar con sus compañeros; y fue precisamente esa lesión la que me hizo dar cuenta del tipo de persona que tenía a mi lado. Acababa de cumplir los 12 años y quiso estar con sus compañeros (y su escayola) en el campeonato.
Yo me preguntaba, ¿cómo un niño de 12 años quiere ver el campeonato, cuando en una semana ha pasado de ser uno de los elegidos a uno que seguro que no va a jugar?. La respuesta era bien fácil, BALONCESTO. No le importaba ganar o perder, lo que quería era seguir disfrutando, divirtiéndose y haciendo amigos.
Pasó el campeonato de España y llegó su recuperación.
Este verano por él se han interesado equipos como Unicaja (participó en su campus invitado por la organización) y Cajasol (donde disfrutó de una semana de baloncesto en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada); pero lo mejor estaba por llegar.
A los dieciséis meses de votar por primera vez un balón, fue llamado por la Federación Española de Baloncesto, el y otros 35 elegidos, para las pruebas de detección con vistas al Campeonato de Europa de U-15.
Lo que pase lo dirá el destino, las lesiones, su formación académica y su interés por este deporte, pero lo que está bien claro es no se le olvidará en su vida lo vivido en este corto periodo de tiempo.
Todo se lo debe al baloncesto y desde aquí invito a todos los niños que quieran conocer este deporte a que se inicien, que disfruten y se diviertan. Os garantizo que se disfruta tanto en la Liga Municipal de tu ciudad como en el Campeonato de España. La esencia es la misma, pasarlo bien y formarse como personas.
Es una experiencia única que todo el mundo debe tener.
CARLOS GRACIA
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